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Reseña: Dark o El Eterno Retorno de Nietzsche


Serie Dark - Netflix

La serie «Dark» de Netflix ha sido un gran acierto que añade a su catálogo, un show que sin duda ha logrado crearse un hueco entre las mejores series de los últimos años, y no es para menos, «Dark» ha significado una visión un tanto más seria de los viajes en el tiempo y el efecto contraproducente que ello implica.


En un pueblo perdido de Alemania llamado Winden, un extraño suceso ocurre y una arruga espacio temporal se abre, permitiendo que se pueda viajar el tiempo, pero en un ciclo de 33 años, tal fenómeno parece estar relacionado con la planta nuclear establecida en el pueblo. 

La premisa puede parecer un tópico muy recurrido a priori, sin embargo, la serie se introduce de manera más profunda en los cuestionamientos filosóficos que provocan la concepción de los viajes temporales, y eso se trasmite al espectador de forma tal que él mismo se ve obligado a hacerse preguntas, sobretodo si es un adolescente o un neófito en las cuestiones espaciotemporales. 

Si bien es cierto que la serie cae en los clichés juveniles de siempre, y tal vez los primeros capítulos puedan ser engañosos, cuando se avanza más en la narrativa se puede observar un manejo más complejo de los viajes temporales, exponiendo la teoría de los agujeros de gusano que permiten desplazamientos entre épocas, también conocidos como puente de Einstein – Rosen, que permitirían un atajo espacio temporal. Aunque está claro que «Dark» no se para a dar explicaciones físico-teóricas, sí lo hace de manera tangencial al hacer que el público mismo sea quien se formule las preguntas. 

Uno de los puntos más importantes expuestos por la serie es el de torpedear la idea del tiempo lineal y proponer la visión de un tiempo circular infinito sin principio ni final, claramente basado en los postulados Nietzsche y el eterno retorno, una concepción que, aunque es expuesta por el filósofo alemán, ya tenía sus bases en la antigua Grecia y visiones parecidas en el antiguo Egipto, en China y hasta los Mayas tenían sus propios postulados. 

Nietzsche propone un tiempo circular en que los eventos se repiten infinitamente y que se mueven bajos las reglas de la causalidad, además los eventos no cambian y se mantienen en un bucle que obliga a los hechos a repetirse de manera exacta. Así mismo ocurre en «Dark», ya desde el primer capítulo se puede ver una parte importante de los hechos circulares, el suicidio de Michael y la desaparición de Mikkel, los dos eventos ocurridos el mismo año y protagonizados por la misma persona con diferente edad. 

Así transcurre la serie, con una historia que no encuentra un argumento real, sino que se arroja a los acontecimientos sin más, al público se le presentan personajes y más personajes cada cual relacionado con el otro de alguna manera, ya sea temporal, filial o de amistad y enemistad, pero todos atrapados en un bucle infinito que se ven obligados a representar una y otra vez. Ni siquiera el personaje principal, Jonas Kahnwald, quien en su juventud pretende arreglar la supuesta línea temporal, logra su cometido, no hay forma de ir contra el eterno retorno. Ejemplo de ello se puede observar en la serie cuando un personaje intenta asesinar a otro y no logra, por más que se esfuerce siempre habrá un suceso que lo impida, todo debe ocurrir igual, incluyendo el esfuerzo inútil de intentar asesinar a alguien a quien no le ha llegado la hora de morir. 

«Dark» entonces logra algo importante, y es que el espectador se haga preguntas, se cuestione su realidad y tenga ese encuentro existencial con lo que Camus llamó el absurdo. No es cuestión de banalizar la filosofía existencialista con una serie, pues al final del día «Dark» sigue siendo un producto de consumo, sin embargo, es de agradecer que su complejidad y roces filosóficos lleguen a un publico joven y por lo menos les haga cuestionarse. 

El tratamiento del eterno retorno en «Dark», también expone la existencia del destino y de su naturaleza inevitable, una especie de oráculo de Delfos moderno que dicta los acontecimientos. Es así que la serie logra imprimir de manera tangencial cuestionamientos profundos sobre el espacio y el tiempo, sobre la realidad, el libre albedrío y la posibilidad de mundos alternativos, todo ello expuesto en una especie de teatro del absurdo en que se deben representar papeles establecidos mientras se crea la ilusión de tener la libertad de escoger. 

Toda la obra de «Dark» es un claro homenaje a los postulados de Nietzsche sobre el terno retorno, hasta se tuvieron la delicadeza de hacer referencias con la aparición del uróboros, esa serpiente que se muerde la cola en un claro símbolo del infinito, ejemplificando la idea de la falta de un principio y un fin. Así mismo se evidencia en la narrativa de la serie en la cual no se sabe con seguridad dónde empiezan o dónde terminan los acontecimientos, mientras los personajes son llevados a cumplir su doloroso destino sin posibilidades de detenerlo. 

Para el espectador se hace necesario prestar la atención debida para no perder el hilo de la historia, sobretodo en lo que concierne a los árboles genealógicos, de tal manera que se pueda identificar quién es quién, incluyendo cerciorarse de las paradojas espaciotemporales que tienen que ver con las cadenas filiales, como aquella clásica paradoja en donde alguien es su propio abuelo. 

«Dark» termina por convertirse en un fenómeno audiovisual de calidad, que engancha más allá de su casi nulo argumento gracias a la forma en que es narrada y la posibilidad de que el publico se cuestione la realidad, la existencia y la predestinación, apelando a los postulados expuestos por el filósofo alemán, Nietzsche.





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